
Datos: Ed. Nube de Tinta, 2019; 254 pp.; trad. de Helena Aguilà Ruzola; ISBN: 978-84-16588-98-5.
Sinopsis:«Recuerdo que esa mañana, en el párking del centro comercial, mientras salía de la furgoneta, agarrando el rifle del asiento trasero, miré hacia el bosque y me di cuenta de que el sol emergía del campo como un moratón. Era octubre y yo tenía quince años.» Ercole y su hermana Asia pasan una infancia difícil, que superan a base de imaginación y perseverancia. Sin embargo, como todo el mundo, crecen, van a la escuela, se enamoran... Hasta que todo parece hacerse pedazos y Ercole cree que ser un desastre es un destino del que no puede escapar. Cuando está a punto de rendirse, se entera de que su madre, de la que no ha tenido noticias en mucho tiempo, vive cerca de él. El reencuentro terminará provocando que tome una elección dramática. Tal vez, la única posible si quiere cambiar su destino...
Alimentar la luz que nos reclama.Llevo tres días intentando situarme frente a esta historia.
Es como si un rumor de fondo me insinuase que este escenario se sostiene con ventilación asistida y que es un milagro que los (aparentemente) desaprovisionados protagonistas de esta historia no hayan sido arrastrados.
Quizá por eso el nombre de Ercole. Inusual fuerza en la fragilidad de una vida precaria.
A lo mejor no es tan loco que te protejan de eso que, aunque soportable, te deja heridas de desamor y esteriliza la capacidad de arriesgar a darse sin medida.
Aunque más que proteger, lo que genera un corazón poderosamente asimétrico es la existencia de los espacios emocionales necesarios para asistir a la historia de las propias raíces. Para contemplar una y otra vez como fluye el amor te dio origen.
Dos niñas han podido ser tratadas como princesas, al tiempo que en una madura un corazón generoso, la otra se vuelve frívola y superficial. Dos chicos crecen en familias numerosas de pocos recursos, y mientras en uno cristaliza ingratitud y cicatería, el otro rezuma magnanimidad en cada mirada. Hay una inadvertida y desinteresada intencionalidad en el que educa que hace que las aguas viertan a uno u otro lado del collado.
Es posible que Ercole encuentre resquicios por los que pasar a la siguiente casilla porque se resiste, no renuncia a soñar con la belleza. Y acude -aunque sea en una destartalada bicicleta- a alimentar las luces que le reclaman en la lejanía. La mecánica del corazón no es newtoniana. Cuando das, acción y reacción tienen igual dirección y sentido.