
Sinopsis: Un reconocido psicólogo, el doctor Sorenson, pone en marcha un innovador proyecto que trata los problemas de los adolescentes. La terapia consiste en hacer que seis adolescentes convivan en un lugar aislado, pero provisto de todo lo necesario, sin la interacción de ningún adulto.
Ian, Katie, Hunter, Lilly, Meg y Danny serán los primeros en acudir a la clínica. ¿conseguirán encontrar juntos la solución a sus problemas?
El mejor tratamiento para los propios problemas son los problemas ajenos.
Un defecto antiguo, persistente y común entre los docente es la tendencia a analizar hasta lo exhaustivo las causas remotas y próximas del comportamiento de los alumnos. Y esto conjugado con no resolver nada concreto que le ayude: "Por el análisis a la parálisis", solía decir JA Alcázar.
Otro vicio más reciente y aterrador, pero igualmente persistente y común es atribuir una patología descrita a cualquier desviación de la media estándar.
Pero no. No se puede educar en un medio demasiado amortiguado
Si bien es verdad que esta historia puede parecer poco verosímil, me gusta por lo que supone de defensa de la normalidad. O como dice PF Ayuso, de que la normalidad no existe. Muestra que para solucionar los propios problemas el mejor tratamiento es preocuparse de los problemas de los demás. Al ponernos en contacto con los dramas ajenos despierta en nosotros la capacidad de recibir el cariño y la comprensión que hará que también nosotros seamos capaces de aceptarnos y tener una perspectiva más feliz de la vida.
Quizá a algunas personas (a mi mismo) nos resulten demasiado "angelicales" los protagonistas masculinos. Pero bueno, la autora es mujer. Y salvo con los grandes genios de la literatura esto pasa con frecuencia en las dos direcciones con muchos personajes de novelas.
También puede resultar demasiado ideal el desenlace, pero pienso que eso no hace invalida la tesis que propone.
Si que discrepo del absolutismo con el que el doctor Sorenson parece afirmar la incapacidad de los adultos para comprender a los adolescentes, para ayudarles. Pero a la vez le comprendo por la descripción que hace de su propia adolescencia. Un entorno emocionalmente estable es lo que más ayuda. Pero quiero que se me entienda bien, esto último se refiere a cómo se reacciona ante los problemas, no que no los haya.
Por cierto, enhorabuena a Mónica Armiño por la excepcional cubierta que, sin duda, habrá empujado a más de un comprador y lector. Pero sobre todo gracias porque sirve para disfrutar más del libro.