
Datos: Editorial: Tundra Valencia 2015 ISBN: 9788494311253 Nº Pág.: 192
Sinopsis: La fascinante historia real de un biólogo que es enviado a vivir entre los lobos con la misión de averiguar la verdad sobre la supuesta responsabilidad de estos cánidos salvajes en la alarmante disminución de la caza mayor.
Este libro mostró por primera vez la realidad del lobo, su contribución a la mejora de las poblaciones animales sobre las que depreda y su papel imprescindible en el mantenimiento del equilibrio de los ecosistemas que habita; así como la falsedad de la leyenda negra, tantas veces interesada, que pesa sobre esta emblemática especie.
Con un estilo desenfadado, divertido y preciso a la vez, este libro se convirtió en un best-seller desde su publicación, y fue trasladado al cine por Disney. A partir de su éxito en todo el mundo, inició el cambio de percepción sobre la realidad del lobo e impulsó el movimiento ciudadano en su defensa.
Idealismo bienintencionado
En primer lugar creo que no ayuda la descripción caricaturesca de la burocracia Canadiense, los cazadores, los pilotos, etc. predispone al lector a suponer que el autor va a exagerar. (Aunque con esfuerzo concedo que pudiera ser así)
Contrasta esto con la mesura, el equilibrio (y la “sensibilidad”) que va descubriendo en el actuar de los lobos a medida que avanza la historia.
Para intentar compensar una visión negativa y falsa no es apropiado pasarse por el otro lado. Recurrir a un idealismo que presenta al lobo con una capacidad cuasi moral, generalizar sin una muestra suficiente, extrapolar, argumentar por lo sentimental,... hace que lo que es un asunto de ciencia y justicia se transforme en una guerra de ideologías donde los intereses creados ahogan a cualquiera que busque honradamente la verdad.
La realidad es que el lobo ni se ensaña ni seduce, porque son cosas que exceden su instinto.
No obstante me han gustado algunas cosas como el arrojo del protagonista, su perseverancia, y -sobretodo- su incuestionable buena intención.
Cuesta creer que hace tan poco la mentalidad común de la gente de la calle estuviese en un lugar tan remoto. Hace poco un alumno me preguntó que cómo era posible que lo que se admitía como bueno o malo cambie con el tiempo. Después de hablar de algunos ejemplos históricos como la esclavitud me preguntó cuál creía que sería la siguiente cuestión en se se cambiaría la mentalidad. Le contesté que la cuestión ecológica. Las siguientes generaciones nos preguntarán si estábamos locos o qué. ¿Es que pensabais que los recursos no se acababan nunca?, ¿es que no veíais que se estaba llenando todo de residuos?, ¿es que no os dabais cuenta de que nuestra huella ecológica se hacía mayor que el planeta?
Por suerte cunde la conciencia de cuidar la casa común. Pero esto no parece que vaya a ser posible sólo a fuerza de leyes.