
Datos: Barcelona: Duomo, 2010; 347 pp.; trad. de Alberto Coscarelli; ISBN: 978-84-92723-48-5.
Sinopsis: Seattle. La narración alterna capítulos que se desarrollan en 1986 unos, y en 1942 y los años siguientes los otros. Empieza cuando Henry Lee, norteamericano de origen chino, tiene cincuenta y seis años. Acaba de enviudar después de un matrimonio feliz y de unos últimos años duros debido a la enfermedad de su esposa Ethel; y tiene un hijo, Marty, recién licenciado, que no vive con él, y con el que tiene una relación algo distante. Sabemos que, en su barrio, alguien acaba de comprar el hotel Panamá, cerrado durante décadas, y que Henry desea mirar en los sótanos pues ha sabido que, en ellos, hay todavía pertenencias de algunas familias japonesas que fueron deportadas durante los años de la segunda Guerra Mundial; entre otros motivos, desea buscar allí porque es un gran coleccionista de discos antiguos de jazz y está persiguiendo uno muy concreto desde hace tiempo.
En esas circunstancias, los recuerdos de Henry van al año 42, cuando tenía doce años, y era el único alumno de origen chino de un colegio norteamericano en el que trabajaba también como ayudante de cocina. Los elementos que definían su vida entonces eran estos: unos matones de su clase le acosaban continuamente; tenía mucho trato con un saxofonista negro que tocaba en una esquina por la que pasaba cada día; y la comunicación con sus padres era escasa. Naturalmente, en todo influía la guerra en curso: su padre tenía una visión muy nacionalista y seguía mucho ciertos avatares de la guerra por odio a los japoneses; además, le insistía a Henry en que hablara sólo inglés y no cantonés, y en que llevara siempre un distintivo que decía “soy chino” para evitar problemas en las calles. En ese ambiente, las cosas cambian para Henry cuando Keiko Okabe, una chica de su edad, de nacionalidad norteamericana pero de padres japoneses, se incorpora a su colegio y se convierte en la otra ayudante de cocina. (Tomado de bienvenidosalafiesta)
Comentario: Otra buena historia de amor. Lo que más me ha gustado es encontrarme esto que tienen algunas personas orientales (y también no orientales) que manifiestan una maravillosa intensidad con tanta delicadeza
He aquí cuatro citas que seleccionado:
1.- "...la verdadera clave del éxito en la vida: la consistencia" (página 50)
2.- "Prefiero encontrarlo roto que perderlo para siempre.
Marty le sonrió.
- Un poco aquello de "mejor haber amado y perdido que no haber amado...
... nunca -acabó Henry por él" (página 176, aunque todo el capítulo Uwajimaya es muy consistente)
3.- "Lo más difícil en la vida no es elegir entre lo bueno y lo malo, sino entre lo bueno y lo mejor " (Señor Okabe, página 248)
4.- Keiko a Henry: "...ellos (sus padres) no te clasifican por el distintivo que llevas, te clasifican por lo que eres, por lo que tus acciones dicen de ti" (página 277)