
Título original: The Language of Flowers, 2011.
Datos: Barcelona: Salamandra, 2012; 345 pp.; trad. de Gemma Rovira Ortega; ISBN: 978-84-9838-420-8
Sinopsis: El relato comienza cuando la protagonista, Victoria Jones, una chica que se ha pasado su infancia saltando de un hogar de acogida a otro, cumple 18 años y abandona el albergue donde vivía. Al tiempo que va contando lo que le sucede —su trabajo en una floristería y su trato con la propietaria, Renata, y la evolución de sus relaciones con un chico del mercado llamado Grant—, va mostrando sus grandes conocimientos del mundo de las flores y explicando su origen: el tiempo que pasó con Elizabeth, una de las personas que le acogió en su casa. (tomada de bienvenidosalafiesta)
Comentario: La capacidad de perdonar aparece al final de un largo (o intenso) camino de amor y dolor. De amor inchantageable y de dolor aceptado. Los primeros pasos de este camino hacia la capacidad de perdonar son perdonarse a sí mismo, humillarse, recomenzar.
Cuando los propios errores han cavado alrededor y nos han hundido en la desesperanza, recibir este amor y este perdón desinteresados hasta que se llene el hoyo y uno pueda respirar fuera es necesario antes de estar en condiciones de acoger la misericordia.
Alguna cosa mejorable en el libro: lo que hubieran aportado las elipsis, un poco menos de frikez florística, un poco menos de “magia” que no cuadra con este “cuento” (o un poco más de cuento). Respecto a esto último sugiere el doctor F. Ayuso que cierto tono de cuento le hubiera hecho ganar a la historia , encajarían mejor cosas como el efecto mágico de las flores o la integridad surgida en la desventura del príncipe azul.
No obstante, me parece que es el mejor libro que he leído este año. Por cierto, otra vez un chico ideal en una historia de amor escrita por una chica.
Acabo de caer en la cuenta que los libros sobre historias de personas que su vida se desarrolla en una situación irregular si nos hablan de lo que pasa en las vidas más “regulares” porque tienen efecto lupa sobre nuestras vidas más “de ordinaria administración”
Y, además, pueden servir de telescopio para acercarse al gran drama del amor insondable...