
Sinopsis: Refugiados y encerrados entre riscos y valles del norte, los últimos cristianos libres resisten a los todopoderosos conquistadores musulmanes. Zonio, el joven protagonista de esta novela, hijo de Lebato y Muniadona, atraviesa las montañas con su familia en busca de un fértil valle que los alimente a todos. Son los primeros colonos y saben que por su audacia pueden acabar muy mal: asesinados en sus nuevas tierras saqueadas por los musulmanes o esclavos en el gran mercado de Córdoba; pero el hambre aprieta y se niegan a seguir viviendo escondidos.
Así comienza la epopeya de la Reconquista. Zonio, el caballero del jabalí blanco, y sus pioneros ―labradores, monjes y guerreros― verán muchas veces destruida su obra, sus sueños y también sus amores, y tendrán que comenzar desde cero. Durante unos años de oro y hierro, sembrarán con su sangre las tierras que acabarán convirtiendo en un poderoso reino. Precisarán de una fe a toda prueba y de una fuerza titánica para continuar adelante.
Me faltan piezas
¡Pobre chaval! Me he quedado un poco descolocado, como pensando que alguien así tendría derecho a una vida más feliz. Y sin embargo, sospecho que bastante suave que lo pinta JJ Esparza. Que en realidad en aquella época la vida era dura y cruel. Y que -sí- la gente apoyaba en la fe su esperanza.
Por eso no sé si consigo hacerme cargo de la fuerza, la consistencia, la seguridad, el profundo sentido de trascendencia, la raíz que alimenta... lo que sostiene una vida así.
Es posible que alguno piense -y con razón- que estos personajes están idealizados. Que en realidad su vida no sería tan... intensa. Bueno. No obstante creo que el autor no consiguió reflejar está línea sólida que constituye el nervio de estos hombres de leyenda. Me parece pobre rellenar el discurso idealista con ideología, quizá porque no te has parado a pensar, o quizá porque piensas que si tu vida no tiene más piezas es que no las hay.
Igual va ser que siempre ha habido gente así. Y supongo que no soy yo quien debe juzgar su autenticidad.