
Datos: Galaxia Gutenberg 2015. Traducción de Vicente Campos. ISBN: 978-84-16252-29-9. 300 pp.
Sinopsis: Lila, de cuatro o cinco años, malvive en una casa de obreros inmigrantes en algún punto del Midwest de la década de 1920. Nadie parece preocuparse mucho por ella. Pasa el tiempo acurrucada bajo una mesa hasta que rompe a llorar y alguien la manda fuera de la casa. Un anochecer, una mujer llamada Doll se lleva a Lila. Sobreviven uniéndose a una banda de trabajadores nómadas en busca de empleo mientras el país se sume en la Gran Depresión.
Pasan los años y para Lila la felicidad sigue siendo algo extraño. Doll ha desaparecido de su vida sin saber cómo y ella sigue su deambular, preguntando casa por casa si alguien tiene un trabajo para ella. Un día, para guarecerse de una tormenta, entra en una iglesia del poblado de Gilead mientras el reverendo John Ames pronuncia su sermón. Con el vestido mojado, los ojos tristes, Lila no había nacido para ser una mujer bella.
A pesar de la diferencia de edad y de condición, Lila y el reverendo Ames vivirán una historia de amor como un milagro repentino e inexplicable. Lila huye de un pasado itinerante y brutal, y el reverendo recupera el sentido del amor cuarenta años después de la muerte de su primera mujer.
Correr el riesgo de tener esperanza... pero no mucho, la verdad.
Me ha costado leer este libro. No he leído los dos libros previos. Aunque pienso que las dificultades que me he encontrado están causadas sobre todo por mi falta de preparación.
Para empezar me ha costado adaptarme a la forma. Esos párrafos Inquietantemente divagantes que cambian de escenario y tiempo como cambia la mente Lila. Pero me gusta ese divagar de Lila porque no es errático. Es... como la selección natural, que tamiza el barrido del azar.
Lila se me hace un Mowgli progresivamente rescatado de su estado salvaje. Se van sucediendo estados menos precarios que dan pie a un discurso sobre la esperanza. Supongo que cuando la vida te ha vapuleado hasta hacer insensible el alma cuesta arriesgarse a tener ilusiones, a tener esperanza...
Y luego está que creo que no empecé a hacerme cargo de qué iba el libro hasta la aparición del John Ames. Precisamente este personaje que me produce cierta desazón porque, aunque él se sienta un "viva la vida" con en comparación con otros calvinistas, el caso es que se me antoja parapetado en su afán de no concluir, y termina disolviéndoseme al final de la novela.
Sin embargo, la breve aparición -dos días- del chico que había huido de su padre, rellena más vida que otros repetidamente presentes, es para Lila una ventana por donde dar continuidad a la línea de la esperanza que intenta abrirse paso en su desbaratado mundo interior.
Me he planteado si un caso tan desgarrador como el de Lila tiene más salvación que otros que, escupidos como ella al mundo exterior sin el suficiente amor, han tenido al menos los recursos que el estado de bienestar garantiza. ¿No es verdad que estos últimos tienen más posibilidades de acabar como el Hámster Anderson*? (O peor)
*"Como puede ver, llevábamos mucho tiempo observándole, señor Anderson. Al parecer ha estado, llevando una doble vida. En una, usted es Thomas A. Anderson, programador de una importante empresa de software. Tiene número de la seguridad social. Paga sus impuestos Y también ayuda a su casera a sacar la basura. La otra vida la vive entre ordenadores. En ella usted utiliza el alias de salteador “Neo” y es culpable de prácticamente todos los delitos informáticos tipificados en las leyes. Una de esas vidas tiene futuro la otra no lo tiene..." (Agente Smith en Matrix)