
Datos: Barcelona: Plaza Janés, 2012; 345 pp.; trad. de Manuel de los Reyes; ISBN: 978-84-01-35254-6.
Sinopsis: Cable de cobre. Planchas de hierro. Chatarra. A veces aceite o incluso un bidón de petróleo, un recurso de otra época. Estos son los tesoros que el joven Nailer rescata de los barcos varados en la playa.
En la costa de lo que una vez fue el golfo de México, la gente sobrevive desguazando antiguos petroleros y buques mercantes, y malvendiendo a las grandes empresas. Nailer y sus compañeros, la «cuadrilla ligera», afrontan el trabajo más arriesgado: meterse en las entrañas de los barcos. Es una profesión dura en un mundo duro, en el que nadie cuida de nadie y gana quien es más rápido. Solo hay una manera de escapar: con un golpe de suerte.
Y la suerte sonríe a Nailer el día que descubre un hermoso velero, uno de los clíperes con los que siempre ha soñado, encallado en las rocas. Con lo que saque del naufragio, podría abandonar la playa. Aunque dentro también hay una chica prisionera: si la mata, será rico; si la ayuda a regresar con los suyos... empezará la aventura.
¿Qué es lo que te queda cuando no tienes nada más?
¿Qué es la familia? Uno de esos temas sobre los que todo el mundo se permite opinar... y la gente piensa que sabe lo que significa... todo el mundo la usa... pero que no siempre es fiable... (sugerente final del capítulo 21)
¿Por qué Nailer reacciona de manera decente rodeado de un ambiente sórdido o -en el mejor de los casos- descreído? ¿Sólo por haber sufrido la deslealtad?
¿Por qué se arriesga por alguien sin estar seguro de que va a ser correspondido?
... a pesar de la incertidumbre que le abruma concluirá que son las personas lo que importa
Creo que el planteamiento es ligeramente superior al de la típica distopía de moda. Y aunque la historia tiene un ritmo heterogéneo y los personajes tardan un poco en situarse la historia está bastante bien, sobre todo la segunda parte.
Quizá el tópico más flojo en el cae es el del sincretismo religioso de medio pelo y cierta crítica pseudoecológisca. Bueno, y los medio hombres que le han quedado, a mi juicio, un poco de plástico.
Me parece recomendable.