
Datos: Ed. Asteroide. ISBN 0788416213887. Traducción: Eduardo Jordá. PREMIO PULITZER 2016 PREMIO EUSKADI DE PLATA 2017 PRIX AMERICA 2017
Sinopsis: Años salvajes nos habla de una obsesión, la de William Finnegan con el surf. Finnegan comenzó a hacer surf de pequeño en Hawái y California. En los años setenta, tras finalizar sus estudios universitarios, su pasión le llevó a dejarlo todo y emprender un viaje iniciático por Samoa, Indonesia, Fiyi, Java, Australia y Sudáfrica.
Este precario y singular viaje, por tierras cada vez más salvajes, y en el que varias veces estuvo al borde de la muerte, terminó llevándolo de vuelta a su país, donde se convertiría en un reconocido escritor y corresponsal de guerra. En Estados Unidos, pese a su nuevo trabajo, su pasión por las olas se mantiene intacta: continúa su búsqueda de la ola perfecta -la más grande, la más rápida, la más peligrosa- en San Francisco, la Costa Este o Madeira. Una búsqueda incesante que es, también, la del sentido de su existencia.
Un tipo con talento y sin demasiadas referencias...
Me parece que el autor refleja bien la búsqueda y -a la vez- la desorientación y la falta de referencias y recursos externos e internos que padece. Todo ello se mezcla con que las pocas veces que se pregunta por el sentido de la vida, lo resuelve en compararse con otros, en tener buenas sensaciones surfísticas, literarias, etc.
Así las cosas se comprende que esté un tanto abocado al escepticismo. No deja de ser hijo de su época y circunstancias. Y sin humildad no hay esperanza que valga la pena fuera de unas cuantas concesiones al sentimentalismo.
Por mucho que se esfuerce en presentarse como disidente reivindicativo y crítico, colecciona tópicos y adolece en ocasiones de la falta de rigor típica de algunos periodistas.
En fin, si me vino a la cabeza eso que le dice A-No1 a Cigaret al final de “El emperador del norte”: Tienes talento, pero te falta corazón.
Ah, una cosa, no leas este libro si no tienes un mínimo de interés por el surf porque sino terminaras atiborrado de olas.