
Datos: Barcelona: Edebé, 2012; 510 pp.; ISBN: 978-84-683-0427-4.
Sipnopsis: 1920. Todo comenzó con el asesinato del marinero inglés Jeremiah Perkins en Havoysund, un pequeño puerto noruego situado en el Ártico, y con el misterioso paquete que, antes de morir, Perkins envió a Lady Elisabeth Faraday. O quizá la historia empezara antes, cuando se descubrieron unas extrañas reliquias en el interior de una viejísima cripta medieval, pues fue precisamente una de esas reliquias imposibles la causa de que el malhumorado profesor Ulises Zarco, director de la sociedad geográfica SIGMA, se embarcara en una aventura inimaginable a bordo del Saint Michel. Tanto Zarco como su ayudante, Adrián Cairo, han recorrido el mundo enfrentándose a toda clase de peligros, igual que el capitán Verne y su tripulación, o el joven fotógrafo Samuel Durango, e incluso las dos damas inglesas que les han solicitado ayuda; pero ninguno de ellos estaba preparado para afrontar el temible misterio que envuelve a la isla de Bowen, más allá del Círculo Polar Ártico. Porque, como decía Sherlock Holmes: «Cuando se ha eliminado lo imposible, lo que queda, por improbable que parezca, debe ser la verdad»
Comentario: Confiesa el autor que pretende un homenaje al género que capitanea el maestro Jules Verne y creo que realmente lo consigue. Me ha parecido una muy buena novela de aventuras / ciencia ficción. Además los personajes principales están bien dibujados , en parte gracias a unos diálogos simpáticos, vivos y bastante currados.
Reconozco que una de las cosas que prendió en mi el interés por este libro fue la cita inicial de "Viaje al centro de la tierra":
In Snef els Yoculis craterem kem delibat
umbra Scartaris Iulii inter calendas descende,
audas viator, et terrestre centrum attinges.
Kod feci. Arne Saknussem.
La audacia (que no temeridad) resulta agradablemente atractiva para todos aquellos que se hayan asomado a la magia del riesgo*, ( de la providencia, diría Robinson Crusoe). Y con esto no pretendo sacar conclusiones que ni el propio autor pretendiera. Si es cierto que las reacciones de los personajes reflejan la visión de la vida del autor... y resulta que en este caso a mi me parece que al final se queda un pelín escaso. Como que no ha llegado al final, final. Me explico con una pregunta a modo de ejemplo: ¿La gentileza-integridad del profesor, de Sam o de las inglesas se debe sin más, como la mente del ajedrecista dorado, a que les han educado-programado así?
Como diría mi antiguo jefe F. Alberca: "más importante que hacer lo correcto es hacerlo por los motivos correctos..."
*"En el riesgo está la esperanza" (en cita espuria, era periodista, de Höldernin que le gustaba hacer a Graciano G)