
Datos: Barcelona: Nube de Tinta, 2012; 301 pp.; trad. de Noemí Sobregués; ISBN: 978-84-15594-01-7.
Sinopsis: Indiana. Amistad entre Hazel, una chica bajita de dieciséis años con cáncer de tiroides que ha pasado a los pulmones y que ha de ir a todas partes con una bombona de oxígeno, y Gus, un chico de diecisiete, jugador de baloncesto, que, como consecuencia de un osteosarcoma, tiene una sola pierna. Se conocen en un grupo de apoyo para chicos jóvenes que tienen cáncer. Consiguen viajar a Holanda para cumplir el sueño de Hazel: conocer a Peter van Houten, un escritor cuya única obra, también acerca del cáncer, es la que más ha ayudado siempre a Hazel.
Comentario: Fresquísima historia de amor. La desenvoltura casi borde de Hazel que desafía la falsa delicadeza cobarde de quien quiere pasar de puntillas sobre lo que realmente nos afecta resulta atractiva -para empezar- por auténtica.
Lo mejor: la “eternidad en estos los días contados” del discurso de Hazel Grace (Pg. 252)
También el buen humor ante la adversidad... lástima que sea finalmente agrio. Lástima de miopía; miopía terrible porque cree que ve todo, porque ve más que un ciego... y cree que el que ve a lo lejos tiene una deformidad.
¿Qué es el amor que deslumbra aún sin Esperanza...?
(Puf,creo que un sucedáneo. Pero vete tú a saber...)
(Pg. 215) ¿Sinceridad?, ¿derrotismo?, ¿sentimentalismo?... Pero oiga, ¿no habría alguien por ahí que intente buscar honradamente la verdad?
Comparto con Luis Daniel G lo de que las escenas burdas no le pegan a la auténtica Hazel
Parece que hay una moda de ir de durito y despegado ante lo tremendo, de joven que está de vuelta y que le revienta que los adultos se desmoronen ante lo que él lleva con aparente entereza. Algo así tipo los protagonistas de la Bajo la misma estrella. Pero no cuela. Algo no cuadra. Esta muy bien eso que dice Hazel Gace de que " la vida no tiene que ser perfecta para ser extraordinaria" pero hace falta tomar una dirección. Sin transcendencia terminas añorando en los charcos el cielo azul que reflejan..